Pese a la habitual reserva, algunas noticias se han filtrado en el exterior
y el mundo ha tomado nota de que Cine Universitario existe
(Boletín de Cine Universitario, diciembre de 1952)
El 28 de diciembre de 1949, un puñado de cinéfilos entusiastas, estudiantes de derecho y provenientes del grupo Teatro Universitario, fundaba el Cine Universitario del Uruguay. La fecha elegida para el alumbramiento institucional no era inocente, sino que coincidía deliberadamente con la efeméride de la primera proyección de los hermanos Lumière. Desde entonces, cada aniversario de Cine Universitario es también una celebración del cine.
Es difícil condensar un recorrido histórico tan vasto en unas pocas líneas. Participamos del intenso movimiento cineclubista de mitad de siglo, fuimos un foco incipiente de realización experimental, elaboramos valiosas publicaciones (en las que, por ejemplo, la generación del 45 ensayó sus herramientas críticas para el análisis cinematográfico), y consolidamos un espacio de exhibición de la cinematografía internacional que nos convirtió en una de las referencias ineludibles para la cultura cinéfila local y regional.
Porque el cine también es memoria, reconocemos y reivindicamos el legado de quienes nos precedieron, porque sus luchas, no siempre ganadas, algunas todavía pendientes, son también las nuestras.
Porque el cine sigue siendo proyección, intentamos evitar la complaciente nostalgia por épocas pasadas, que parecen doradas por ilusión melancólica o por desgaste lumínico de modestos proyectores digitales. En tiempos de proliferación, domesticación y personalización de dispositivos y plataformas de (eso que llaman) ‘consumo audiovisual’, las pantallas de Cine Universitario todavía son extrañamente seductoras.
Luego de la última pandemia, que intensificó el acecho de los fantasmas de un cierre definitivo, volvimos con renovado impulso, gracias a los esfuerzos y deseos de mucha gente. Estamos en un proceso de moderada pero sostenida recuperación de nuestra masa social, fundamentalmente a partir del acercamiento de públicos adolescentes y jóvenes. Somos un cine de barrio que, con puertas abiertas directamente hacia la vereda, funciona como extensión del espacio público, un lugar común, en suma, que prolonga los encuentros, provoca la reflexión, propicia el diálogo entre generaciones y amplía las miradas.
Sostener una cuota mensual menor al valor de una entrada de cine comercial, con bonificación adicional para el cuerpo estudiantil, docente y funcionarial de la Universidad de la República, es una decisión política que busca favorecer el acceso democrático y popular a la cultura cinematográfica. Además, extendemos funciones especiales para poblaciones vinculadas a refugios, merenderos, instituciones educativas, organizaciones sindicales, estudiantiles, y otros movimientos de la sociedad civil organizada.
Más que gestos, estas experiencias dan robustez a una comunidad cada vez más grande, que comparte, solidaria y generosa, el orgullo de formar parte de la tradición cineclubista, en una asociación civil sin fines de lucro, alternativa al circuito comercial hegemónico, de vocación plural e independiente, pero, al mismo tiempo, comprometida con el lugar social y simbólico que impone cada momento histórico.
Setenta y cinco años después, seguimos siendo una institución cultural animada por el mismo espíritu amateur de origen: Cine Universitario existe y resiste, desde 1949, por amor al cine.
Felices 75 años, socio, socia, vos también lo hacés posible.
